¡Vacaciones!

En Torrelaguna estamos muy a gusto y las vistas a la montaña son preciosas, pero por aquí no hay playa cerca y ya hace semanas que hace fresco. Por esto estamos intentando alargar el verano todo lo posible.  ¡Aprovechemos el verano en la playa!

Y nos fuimos a Cambrils. Nos acompañaron Ianire y Antonia, que son las más marchosas de la residencia.

Todos los días hicimos actividades divertidísimas. No paramos en todo el viaje.

El hotel era muy bonito y nos trataron fenomenal.

 

 

De noche íbamos a la Terraza Musical a bailar y cantar hasta que se hacía de noche.

Nos gustó mucho el hotel. Había 4 piscinas con toboganes enormes.

 

 

Había para todos los gustos y los más valientes nos tiramos de los toboganes más altos. Después de la emoción y los nervios nos entró cansancio, y nos echamos una merecida siesta al sol.

 

De las cosas que más nos gustó del hotel fue el Spa. Allí fuimos a que nos dieran los chorritos y burbujitas en la espalda. Tuvimos que cruzar todo el hotel con el albornoz puesto, las chanclas y el bañador.

 

 

Fue un poco lío, pero muy divertido. Nos relajó mucho y nos vino bien para coger fuerzas y seguir con estos días tan ajetreados.

 

Montamos en Catamarán, que es un barco deportivo grandísimo. Fue una experiencia que nos encantó. Al ser un Todo Incluido pudimos tomar todas las Coca-Colas que quisiéramos. Allí ponían música a tope y bailamos con la gente de allí. Después nos dejaron darnos un baño en alta mas para refrescarnos.

 

Como Cambrils nos quedaba pequeño, cogimos un Ferry para visitar Salou.

 

 

Pasamos allí el día entero, paseamos por la Gran Avenida y nos montamos en el trenecito turístico.

 

 

Nos encantó ver las zonas turísticas de Salou. Comimos en el puerto una paella de arroz negro y otra de marisco, estaban riquísimas. Fue un lujo de comida.

 

 

 

Fue un viaje inolvidable y disfrutamos muchísimo de esta escapada.

Agradecer una vez más a las inigualables Antonia y Ianire por la implicación y las ganas que demuestran

 

¡Qué ganas de que llegue ya el verano que viene!

 

 

En Torrelaguna estamos muy a gusto y las vistas a las montañas son preciosas, pero por aquí no hay playa cerca y ya hace semanas que hace fresco. Por ello intentamos estirar el verano todo lo posible. ¡Y qué mejor manera de aprovechar el verano que en la playa!.

Y nos pusimos rumbo a Cambrils. Nos acompañaron Ianire y Antonia, las que más marcha llevan de toda la residencia.

Todos los días hicimos actividades divertidísimas. El viaje fue un no parar.

El hotel era precioso y  nos trataron fenomenal.

 

De noche nos esperaban en la Terraza Musical para empezar la fiesta. Al terminar los días íbamos para allá a bailar y cantar hasta bien entrada la noche.

Nos gustaron mucho las instalaciones del hotel. Había cuatro piscinas con enormes toboganes, había para todos los gustos y solo los más valientes nos tiramos de los toboganes más altos.

 

Fueron momentos de mucha emoción, y entre los nervios y el cansancio acumulado no nos quedó más remedio que echarnos una siesta bien merecida al solecito.

 

 

Una de las cosas que realmente nos gustó del hotel fue el Spa. Allí que fuimos a que nos dieran los chorritos y las burbujas en la espalda. Tuvimos que cruzar todo el hotel con los albornoces puestos, las chanclas y el bañador. Fue toda una odisea.

 

Nos relajó mucho y nos vino bien para coger fuerzas y seguir con estos días tan ajetreados.

 

 

También montamos en Catamarán. Fue una experiencia única y nos encantó. Fue una suerte que fuese un todo incluido, porque si nos daba un mareo nos podíamos tomar unas Coca-Colas. No hubo percances, pero nos tomamos las Coca-Colas igual. Allí ponían música a tope y bailamos con la gente de allí. Después nos dejaron darnos un baño en alta mar para refrescarnos.

 

 

Como Cambrils nos quedaba pequeño, conseguimos un Ferry para visitar Salou.

 

 

Pasamos allí el día entero, paseamos por la Gran Avenida y nos montamos en el trenecito turístico.

 

 

Nos encantó ver las zonas más turísticas de allí. Comimos en el puerto una paellita de arroz negro y otra de marisco. Estaba todo buenísimo. Fue un lujo de comida.

 

 

 

Fue un viaje inolvidable y disfrutamos muchísimo de esta escapada. Agradecer una vez más a las inigualables Antonia y Ianire por la implicación y por las ganas que demuestran.

 

 

¡Que ganas de que llegue el verano que viene!

 

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